Ben Harper y sus The Innocent Criminals exhiben virtuosismo en Cap Roig

Ben Harper y sus The Innocent Criminals exhiben virtuosismo en Cap Roig

Ben Harper, habitual de las noches de Cap Roig, el festival que impulsa la Fundación «la Caixa» y CaixaBank y organiza Clipper’s Live, se presentó esta vez al completo, lo que equivale a decir que lo hizo con sus The Innocent Criminals, para dar una lección de virtuosismo junto al mar.

Ben Harper y sus The Innocent Criminals exhiben virtuosismo en Cap Roig

El estadounidense tiene una relación de vaivén con su banda de toda la vida, inmerso cada dos por tres en otros proyectos, pero sabe que es con ella con quien suena al menos como buena parte de su público fiel lo concibe.

Ben Harper está de gira y muchas veces ha confesado que tanto a él como a los integrantes de The Innocent Criminals les gusta verse cara a cara con sus fieles y crecerse para darles lo que esperan.

En este festival y con la seguridad que aporta saber donde está uno, Harper respondió a esa imagen de músico de conciertos, aunque nadie duda del brillo de sus composiciones, y protagonizó una de las citas destacadas de lo que va de programa.

Juan Nelson al bajo, Leon Mobley a la percusión y Oliver Charles a la batería, los criminales inocentes, tampoco quisieron quedarse atrás y subieron la energía del momento a niveles difíciles de alcanzar.

La fiesta arrancó con «Gold to me» y el protagonista sentado con su popular ‘lap steel’ sobre la piernas para crear una atmósfera por momentos onírica por momentos de trance.

Incluso ha parecido que el de California se dedicaba a ofrecer una clase magistral de estilos que domina, desde el soul al blues pasando por el folk y, por supuesto, el rock.

Han pasado veinticinco años desde que publicó «Welcome to the cruel world» -por cierto, el tema con el que cerró la velada- y la trayectoria de este músico ha sido siempre ascendente.

«Whipping boy», «Burn one down» «Fight for your mind», momentos de Harper solo sobre el escenario, tiempo para que al virtuosismo se sumase el bajo, también la percusión y, para acabar antes de dar paso a los bises, «Diamonds on the inside» y, de guinda, «Supertition» de Stevie Wonder.

Entre reverencias y aplausos después de la última nota, el auditorio pareció congelarse y que el tiempo hubiese optado por concederse un respiro de unos minutos para saborear la música de uno de los mejores artistas de los últimos años.

Esta vez, Ben Harper, Benito como siempre le llama alguien del público cuando visita países de habla hispana, fue menos rockero que otras veces, menos pasional, y, quizá para no repetirse, apostó por esa otra vía de demostrar la calidad que tanto él como sus acompañantes acumulan como músicos.

A Harper, que en otras ocasiones se le vio en este mismo auditorio dialogar constantemente con el público, esta vez se le notó concentrado, con un momento mágico cuando dejó de lado el micro y proyectó su chorro de voz sin ayuda de tecnología alguna para dejar claro que su nivel está al alcance de pocos.

Aún dejó una perla más, en forma de charla con sus seguidores, a los que relató que su familia regenta una tienda de instrumentos musicales al tiempo que reivindicó el valor de esos pequeños comercios frente a las grandes corporaciones que venden globalmente sus productos, entre ellos guitarras.

La noche se quedó suspendida entre palabras y acordes, pero quienes trabajan en Cap Roig saben que no hay respiro y que, tras despedir al californiano, apenas hay tiempo para ponerlo de nuevo todo a punto, porque este sábado es el turno de Liam Gallagher, una de las dos almas de Oasis, cuyos himnos sonarán cuando todavía estará presente el eco de «Cruel world» y la estela dejada por el californiano. EFE

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Source: Informe21