Desde los albores de la humanidad, muchas mujeres se han dedicado a las artes de la salud. Curanderas, hechiceras, expertas en plantas medicinales, parteras y aborteras pueblan los anales de la antigüedad. Incluso durante los primeros años del cristianismo, existían mujeres médicas.
A partir de la instauración del culto católico en Europa, se comenzó a mirar con malos ojos a las curanderas, volviéndose el ejercicio de la medicina una especialidad reservada a hombres con estudios superiores.
Desde la temprana Edad Media, muchas de estas mujeres fueron perseguidas, torturadas y asesinadas, acusadas de ser brujas y dedicarse a las artes oscuras. Lo cierto es que este viraje represivo se asocia íntimamente a las necesidades económicas de los poderosos de la época, que por un lado temían la proliferación de esta raza de mujeres emancipadas e independientes del poder clerical, y por el otro necesitaban afianzar la idea de una feminidad abocada al cuidado de la familia y las labores reproductivas.
A pesar de la cruenta persecución a la que fueron sujetas, muchas curanderas lograron transmitir su sabiduría y forjar una corriente subterránea encargada de custodiar las antiguas artes mágicas.
Fuente: tuhistory / MF
Source: Informe21