El dueño de Loro Parque en Canarias carga contra animalistas. Y con ello reabre el debate sobre la existencia de los zoos

El dueño de Loro Parque en Canarias carga contra animalistas. Y con ello reabre el debate sobre la existencia de los zoos

El dueño de Loro Parque en Canarias carga contra animalistas. Y con ello reabre el debate sobre la existencia de los zoos

“Quieren que vivamos como veganos, que no tengamos mascotas”, “ha nacido una nueva industria. Se llaman ecologistas, pero no lo son. Son gente en busca de riqueza”. Estas y otras frases incendiarias forman parte de un vídeo titulado «No te dejes engañar» lanzado por Wolfgang Kiessling, dueño del zoológico Loro Parque en Canarias. Son once minutos donde Kiessling arremete contra animalistas y ecologistas en un vídeo muy difícil de entender tratándose de quién es y lo que hace y cuyo teaser cuenta ya con más de dos millones de reproducciones en X (Twitter). Un mes antes, y en rueda de prensa, Kiessling también tildaba a sus críticos de «ecoterroristas».

Hay que recordar que Loro Parque, además de un zoo, es todo un conglomerado turístico de parques acuáticos, zoos y acuarios en Tenerife y Gran Canaria, y el destino ha querido que este vídeo del dueño del “imperio Loro Parque” aparezca pocos días después de que se celebraran por todas las islas concentraciones multitudinarias contra el actual modelo turístico en Canarias, así como en la defensa de un futuro más sostenible para todo el archipiélago.

Loro Parque, ayudas y cría en cautiverio

Loro Parque es una de las grandes atracciones turísticas de canarias, sobre todo en la isla de Tenerife donde tiene el zoológico y un parque acuático. La empresa factura en torno a los 75 millones de euros anuales y da empleo a unas 40 personas. Sin embargo, a lo largo de los años el entramado ha estado envuelto en la polémica. A las cuantiosas subvenciones de las administraciones públicas canarias se suman los beneficios a través de incentivos fiscales con la denominada Reserva para inversiones de Canarias. ¿La razón? Con ella se permite tributar solo al 10% de los beneficios obtenidos a cambio de reinvertir esos beneficios en un plazo de cinco años. También se ha dado un caso de puerta giratoria, cuando un miembro de Coalición Canaria se incorporó a la empresa (a la que había dado autorizaciones) vulnerando la ley de incompatibilidades.

En clave medioambiental y de conservación, la polémica viene de hace varios años. Por resumir, la compañía cuenta en su historial con denuncias públicas por orcas muertas, empleados asaltados por los animales y documentales críticos con su gestión. Por su parte, el zoológico dice haber protagonizado un gran número de causas positivas, como la tortuga boba que regresó al medio marino tras sanar en el centro, el nacimiento de dos crías de capibara o la vuelta a su hogar de los guacamayos en peligro de extinción que estaban rehabilitándose.

Orcas en Loro Parque

Orcas en Loro Parque

Diferencias entre zoo y santuario

La polémica en torno a los zoológicos casi siempre acaba derivando la discusión a los santuarios. Lo cierto es que, aunque parecidos, son dos conceptos muy diferentes. En ambos casos se “confinan” animales salvajes en corrales, tanques y jaulas y se exhiben al público (educándolo sobre su conservación). Sin embargo, la principal diferencia deriva en la forma en que adquieren a los animales. Un zoo puede comprar, vender, criar o intercambiar animales, o incluso capturar animales salvajes. Si se quiere, se podría decir que no consideran los derechos del individuo.

Además, en el zoo los animales suelen cruzarse para tener un suministro constante de crías con las que atraer al público. A veces, esta reproducción excesiva conduce al hacinamiento y se critica que se adquieren para satisfacer los intereses del zoológico.

En el caso de los santuarios, no se cría, compra, vende ni comercializa animales. Un santuario tampoco captura especies de la naturaleza, solo adquiere animales que ya no pueden sobrevivir solos. En la ecuación se podrían incluir desde animales salvajes heridos hasta mascotas exóticas ilegales confiscadas, entregadas por sus dueños y/o animales de zoos, circos, criadores y laboratorios que cierran.

Grullas Coronadas en Loro Parque.

Grullas Coronadas en Loro Parque.

Por todo ello, hace unos años fue Pacma la que elevó la voz por el problema de las orcas en Loro Parque reclamando la liberación de seis ejemplares para su traslado a un santuario marino en “semi libertad”, definición a la que respondieron desde Loro Parque que, “o está libre o no”.

El sentido de un zoológico en la sociedad moderna

Todo esto nos lleva a plantear la pregunta, ¿tiene sentido el concepto de zoológico en 2024? ¿a quién van dirigidos realmente? Esta última pregunta no es baladí, ya que, por su propia definición, el zoológico es también un parque temático para que los humanos vayan a divertirse y, sí, también a aprender.

En cualquier caso, frente a los que defienden que un zoo tiene un propósito educativo, sus detractores replican que no justifica el encarcelamiento de animales individuales. También pueden argumentar que pasar tiempo con los animales inspira a otros a protegerlos, pero la idea de «proteger» a los animales en un zoo consiste en sacarlos de la naturaleza para confinarlos en jaulas y corrales. De ahí la pregunta legítima de muchos ecologistas, ¿sería posible devolver a animales criados en cautividad a la naturaleza?

Un estudio de 2015 publicado en el Journal of Applied Ecology concluyó que, a menos que se proteja a los animales en estado salvaje, la cría en cautiverio no hará la diferencia. “sin conservación en la naturaleza no tiene sentido cría en cautividad”, contaba el autor principal, el investigador Paul Dolman.

En el año 2000, una encuesta realizada en los zoológicos de América del Norte encontró que casi la mitad de los centros daba Valium a sus gorilas para ayudarlos a sobrellevar sus vidas de estéril monotonía.

Como contaba hace unos años la investigadora Emma Marris en un reportaje del New York Times, por mucho que los zoológicos mantengan ese halo de descubrimiento, sobre todo para los más pequeños, “no hay evidencia inequívoca de que los zoológicos estén haciendo que los visitantes se preocupen más por la conservación o tomen medidas para apoyarla. Después de todo, más de 700 millones de personas visitan zoológicos y acuarios en todo el mundo cada año, y la biodiversidad sigue en declive”, explicaba.

Un espectáculo con delfines en el Loro Parque.

Un espectáculo con delfines en el Loro Parque.

Marris no rehuía ni olvidaba que también había un trabajo loable en la reintroducción en la naturaleza de especies amenazadas y en peligro de extinción, incluidos casos como el del cóndor de California, el oryx árabe y los hurones de patas negras, entre otros. En cualquier caso, para la investigadora nada justificaba el cautiverio de animales salvajes que no forman parte de ningún programa de reintroducción.

Hace unos meses, un estudio exponía el caso del animal en cautiverio más popular y carismático de los zoos: los chimpancés. El trabajo siguió el comportamiento de ocho chimpancés en el Zoológico de Johannesburgo, Sudáfrica, cinco años después de que su alojamiento al aire libre fuera renovado con un diseño más “naturalista” (en esencia, más grande).

¿Qué encontraron? Que preferían pasar tiempo en el espacio que era su recinto original y que formaban grupos notablemente espaciados. Sí, la percepción del espacio de los chimpancés había sido alterada por su experiencia de la vivienda anterior, más pequeña y estéril, y que “esto limitaba su uso del espacio en el recinto naturalista a través de lo que parece ser una «jaula invisible» autoimpuesta”, explicaban los investigadores.

Chimpancé en el zoo.

Chimpancé en el zoo.

Con este trabajo se ponía de relieve lo difícil que es tratar de aunar el «concepto zoo» para los humanos, con las verdaderas necesidades de los animales. Los diseños naturalistas se han convertido en el estándar para los zoológicos, creando una atmósfera de “inmersión” más completa, aunque con la duda sobrevolando una vez más, ¿para quién va dirigida esta recreación?

En 2022, la mayoría de los 238 zoológicos y acuarios acreditados por la Asociación de Zoológicos y Acuarios (AZA), una organización sin fines de lucro, gastaron un total colectivo de 252 millones de dólares en conservación de campo: esfuerzos para proteger y preservar los hábitats de la vida silvestre. Es mucho dinero para el movimiento conservacionista. Sin embargo, un análisis de artículos científicos publicados por instituciones miembros de la AZA entre 1993 y 2013 encontró que solo el 7 por ciento del gasto estaba relacionado con la conservación de la biodiversidad.

Frente a estos trabajos, existen otros que indican la contribución que realizan los zoos a las sociedades modernas. En este sentido, un estudio de la Universidad de Exeter realizó una revisión en profundidad del trabajo de los zoológicos, específicamente en relación a cómo cumplen sus cuatro objetivos clave (conservación, educación, recreación e investigación). Sus resultados arrojaron que «integrar los zoológicos como recurso para la salud humana y educar a los visitantes sobre la biodiversidad, la conservación, la salud planetaria, el bienestar humano y la vida sostenible, y permitir un cambio de comportamiento a favor de la conservación dentro de la sociedad en general, mejorará el papel de los propios parques».

¿Conservación o parques temáticos para humanos? ¿educación o golpe de realidad? Los zoológicos del siglo XXI tienen una tarea muy difícil por delante. Convencer a la sociedad de que lo que están viendo es una representación de la realidad, sin que nos demos cuenta de que todos están en cautiverio.

Imagen | Pexels, Wikimedia Commons

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La noticia

El dueño de Loro Parque en Canarias carga contra animalistas. Y con ello reabre el debate sobre la existencia de los zoos

fue publicada originalmente en

Xataka

por
Miguel Jorge

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