Redacción Meridiano

CARACAS. La rica historia del Caracas pudiese ser la de una institución sólida, fuerte, gracias al manto de la familia Valentiner, que se las ha arreglado para ganar seis títulos sin el entrenador que posee él en su palmares, el resto de los campeonatos absolutos, Noel Sanvicente. Un hombre que le dedicó la parte final de su carrera como futbolista y empezó la de dirigente, su faceta más destacada.

Nacido en Guayana, la ciudad planificada que solo tenía tres años de fundada cuando él veía la luz de la vida (1964), pero que se convirtió en todo un héroe de un club, y una ciudad que festejó cada uno de sus éxitos e hizo que su mote (Chita) fuese más importante que el mismo León, el cuál es el símbolo de la capital del país.

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Esto no es una exageración si se toma en cuenta que como jugador ganó cuatro títulos junto a otro elenco caraqueño, el Club Sport Marítimo de Venezuela, los cuales fueron todos sus éxitos, entre 1987 y 1993. 

Esa trayectoria la inició en su tierra natal, previamiente, al debutar con Mineros de Guayana. Luego de su época por el elenco luso-venezolano, volvió a casa pero para jugar en el rival Minervén, con los que se coronó en 1996.

Finalmente, llegó al Caracas, donde cerró su carrera producto de lesiones y empezó a formarse como estratega, en las categorías inferiores. En un ciclo de un lustro, en el que sumó conocimientos dentro y fuera del país, hasta que le correspondió tomar el mando del primer equipo a finales de la campaña 2001-2002.

Chita formó un monstruo

Su carrera como timonel fue exitosa inminentemente. En su primer torneo completo consiguió la estrella en 2003 y repitió al siguiente calendario, sin jugar final al ganar el Apertura 2003 y Clausura 2004. A duras penas tenía dos zafras dirigidas y ya tenía par de campeonatos absolutos en sus vitrinas, las estrellas seis y siete del Caracas.

Después falló en el tricampeonato, lo último que le ha faltado en el FUTVE, al ceder el cetro al Unión Atlético Maracaibo en 2005 y entonces, se marchó de la institución para concluir su primera etapa, mientras aprovechaba para formarse como dirigente.

El problema, sí, fue que dejó al cuadro avileño sin un guía  que los llevara a puerto seguro. Entre el colombiano Gabriel Jaime Gómez y Walter «Cata» Roque no pudieron sostener el ritmo y quedaron a mitad de tabla del Torneo Apertura 2005, que nuevamente ganaron los marabinos.

Ello motivo a que la directiva volviera a buscar al bolivarense para reconducir el destino del Caracas. ¿Y qué pasó? «Chita» conquistó la octava y novena estrella en años consecutivos, con su disciplina y dedicación. En este segundo ciclo, el más éxitoso que ha tenido.

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Porque, además de un título absoluto más y un más que disputado subcampeonato, Sanvicente llevó al Caracas a octavos de final de la Copa Libertadores en 2007 y a cuartos en 2009, siendo la mejor participación internacional de esta divisa. En ese año alcanzó la décima diadema de la institución.

Pero, tras caer en el Apertura 2009 y no tener el inicio que deseaba en la Copa Libertadores 2010, el mandamás decidió despedirse de la institución en marzo de ese año, ahora sí por un período superior.

Tras ello, partió al Real Esppor, al que no pudo clasificar a competiciones internacionales pero al que dejó cerca de su primer título profesional en el Apertura 2010. Se quedó a un gol de hecho, pero no pudo.
Pero una fuerte crisis en lo ecnómico alejó a «Chita» de esta institucióna finales de 2011 y quedó a la espera de firmar por una nueva divisa para la campaña 2012-2013.

Llevó el éxito a Barinas

En el certamen fichó por el Zamora, que ya venía de jugar una Copa Libertadores en 2012 pero no tenía una estrella en el fútbol venezolano, y de la mano de Sanvicente llegaron dos en formas consecutivas, tras batir al Deportivo Anzoátegui en la final de 2013 y a Mineros en 2014, todo antes del salto que su carrera esperó.

Allí mejoró y exportó a jugadores como Juan Falcón, Gabriel Torres, Pedro Ramírez, Jhon Murilloy hasta Yeferson Soteldo.

Decepción de selección

«Chita» fue el candidato número 1 para sustituir a Richard Páez tras su salida en 2007 de la selección nacional, pero finalmente la confianza recayó en César Farías. Pero luego de la conclusión del mandato del sucrense, nuevamente volvió a ser candidato el guayanés.

Aunque la Federación Venezolana de Fútbol regateó en varias oportunidades el nombrar a un timonel para La Vinotinto, el 17 de julio de 2014 logró dar el paso de su carrera, ser seleccionador nacional.

El camino lo llevó a dirigir 20 encuentros, pero solo pudo obtener cinco victorias, una sola de manera oficial. En nueve encuentros entre Copa América y premundial rumbo a Rusia 2018, perdió siete compromisos y su periplo culminó el 31 de marzo de 2016.

Luego duro unos meses bajo perfil hasta que en diciembre tomó por tercera vez al Caracas.

Gloria en todas las categorías

Su tercer ciclo en la Cota 905 no trajo tantos resultados positivos, ya que la realidad de esa institución era distinta a los dos primeros. Ahora le tocaba ser un formador y usar más los canteranos, sin esperar mayores fichajes.

Antes, tenía a un tercio, o más de un tercio, de jugadores convocados a La Vinotinto. Ahora, el trabajo mancomunado tenía que nutrir de futbolistas al plantel principal. Por ende, empezó a un ambicioso proyecto que trajo éxitos en las categorías inferiores.

En suprimer año alcanzó una final y perdió, el Torneo Apertura 2017, a manos del Monagas. Conquistó una clasificación a la Copa Sudamericana; en 2018 «Chita» devolvió al elenco a la Copa Libertadores tras tres años, mientras llegaba a octavos de final de la Sudamericana.

Pero en 2019 hizo historia y conquistó la estrella 12 del Caracas, algo que esperaban por nueve años y se dio. Tras vencer en el Clausura 2019 al Deportivo Táchira en San Cristóbal y luego a Estudiantes de Mérida en la final absoluta, en penales 4-3. Con ello, logró concluir la mayor espera del club colorado sin títulos.

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En 2020 los hizo volver a la fase de grupos de la Libertadores, en la que logró repezca a la Sudamericana. Todo mientras ganaba torneos Sub-18, Sub-17 y el Torneo de Reservas, todos juveniles.

En 2021 alcanzó una nueva final, pero cedió contra Táchira. Por ende, avanzó a una nueva fase de grupos de Libertadores, que no dirigirá al ser desvinculado del Caracas para 2022, todo tras la carta que publicó. Pero el trabajo de «Chita» queda en la memoria histórica de sus dirigidos y aficionados.

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