Pocos llegaron a pensar en 2016, año en el cual Wilfredo Tovar llegó vía cambio a los Leones del Caracas por Daniel Mayora desde Bravos de Margarita, que el infielder de Santa Teresa del Tuy llegaría a ser un bateador temible. 

 

Sus números antes de arribar a los melenudos eran estos: cinco temporadas entre Navegantes del Magallanes y Bravos de Margarita, con promedios de .167, .333, .245, .222, .136 en ese lapso por campaña. La mayor cantidad de juegos que disputó ocurrió en la 2014-2015 con los insulares, al estar en 33 de los 63 desafíos que tenían. No era un habitual, y fue valorado como pieza de canje. 

 

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Agua bendita para Caracas, pues la llegada de Tovar fue un éxito total. En seis temporadas con el uniforme a rayas ha bateado más de .300 en tres de ellas, con un astronómico .378 en la actual, la más prolífica de las zafras para el campocorto en el circuito venezolano. 

 

No mienten sus estadísticas: está metido en la discusión por los finalistas al MVP con ese .378 (el tercero mejor) con 56 hits (segundo mejor), tres jonrones, 19 carreras empujadas y .443 de porcentaje de embasado. 

 

Además, su gran año va ligado a algo que valoran los fanáticos y el cuerpo técnico de cualquier conjunto: capacidad para batear con gente en circulación. Y si no, la muestra clara es sus batazos para dejar en el terreno a los Navegantes del Magallanes y Águilas del Zulia los últimos juegos. Un clutch, un hombre oportuno que ha dado triunfos importantes a su equipo.

 

 

«Trabajo para seguir mejorando mi bateo. Seleccionar más mis pitcheos, ser paciente sin gente en circulación pero si con gente en base» dice Tovar cuando se le pregunta sobre su momento con el madero. 

 

Lo cierto es que está entre los más calientes en la 2021-2022, llega temprano, juega con molestias, y se compromete con su novena y rinde. Rinde mucho. Además de liderar a sus compañeros en la búsqueda de la clasificación. 

 

Eso, sin duda, es un MVP para cualquier club.