Incluso antes de registrarse en el hotel, cada peleador, entrenador, camarógrafo, periodista y empleado de la UFC que arriba a Jacksonville, Florida, es llevado inmediatamente a un puesto de revisión. Le toman la temperatura y le pinchan el dedo para una prueba de anticuerpos.
Y luego viene la parte en que hasta el más temerario de los gladiadores termina retorciéndose como un niño: un largo hisopo es empujado a lo profundo de sus cavidades nasales.
“Esa cosa de la nariz, es la segunda vez que la hago y no se sintió para nada bien”, dijo entre risas Fracis Ngannou, quien mide 1,93 metros y pesa 115 kilogramos.
“Es muy extraño. Creo que preferiría recibir un golpe que eso”, añadió Ngannou en otra referencia a la prueba del hisopo para detectar infecciones en las vías respiratorias.//AP
Source: Meridiano