El Golfeado y el Cachito son hijos del mismo horno, hermanos de crianza

El Golfeado y el Cachito son hijos del mismo horno, hermanos de crianza

El Golfiao o Golfeado nació en el pueblo de Petare, en el mismo horno de leña que nació el Cachito de jamón. Ambos forman parte del sabor y el aroma caraqueño. Si el Cachito es un pancito relleno de jamón y con forma curvada, el Golfiado es una masa en forma de caracol que se acompaña con queso de mano.

El Golfeado y el Cachito son hijos del mismo horno, hermanos de crianza

Aunque su origen es incierto, muchos son los conocedores de la gastronomía y la historia que han apuntado a que los Golfeados fueron obra de los panaderos petareños Genaro y María Duarte.

Cruz Amado Fagundez en “Las Crónicas de Petare” relata: “De los hornos rústicos, calentados con leña seca, cortada en los montes cercanos a Petare, salían humeantes y olorosos en grandes platones los ‘golfiados’ de los hermanos Duarte. Los clientes consumían ávidos los primeros que salían de los hornos y hacían envolverse los que llevarían a sus hogares”.

De acuerdo a Caracas Cuéntame, una receta del Golfeado indica que se hace al horno con leña y lleva papelón picado, anís y queso llanero dentro de la masa. Es acompañado con queso de mano -sin embargo, en algunos puntos de Caracas se sirve con queso rallado.

El Golfeado es un dulce que va bien a toda hora, bien sea que quieras desayunarte con uno de ellos, comerte uno a media mañana o hasta ¿por qué no?, tomarte un chocolate o cafecito a media tarde, acompañado de un delicioso golfeado.
Según la tradición popular el nombre de “golfiao” o “golfeado” nació hace más de un siglo en la hacienda cafetera “El Hoyo de las Tapias”, que surtía de café a Caracas. Al café le nace una semilla en forma de caracol y a ésta los campesinos la llamaban “golfiao”. Deducen que alguien, al ver este pastel, le dijo a la señora María Duarte “deme eso que parece un golfiao”.

Hace unos cuantos años había en Caracas una clasificación geográfica para los golfeados, esos panecillos dulces que están emparentados con las caracolas españolas y el Danish Roll, pero con un definitivo sabor caraqueño que le imparten los granos de anís, el papelón y el queso llanero rallado. De igual manera lo podías conseguir en Sabana Grande, Los Dos Caminos, Petare, El Junquito o vía a San Antonio de los Altos, cerca de Carrizales.

Son los consumidores quienes, con su preferencia, designan como “los mejores golfeados” y todos sabían cuál era la panadería que los elaboraban, y se vendían como pan caliente.

¡Cachito, Cachito mío!

Por su parte, el Cachito lo creo un panadero de Petare, apodado Cachito y que siempre andaba con una pipa. Él trabajaba en la panadería de la señora Duarte y en una ocasión al pasar la época de Navidad y haberse terminado el tiempo del pan de jamón, hizo un pancito al que rellenó de jamón y con esa forma curvada, se lo llevó a la señora Duarte, quien le pregunto qué era eso. El panadero le dijo: “Bueno un pancito, a ver si se vende, está hecho con el jamón que sobró».

A la señora Duarte le dijo que lo pusiera en la vidriera. A la gente le llamó la atención y preguntaban cómo se llamaba ese pancito, la señora no sabía que contestar, hasta que un día se dijo: Bueno si el pan lo hizo Cachito, ¿por qué no llamarlo así? Y de esta forma quedó bautizado.

Informe21 / MV

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Source: Informe21