«Al igual que te pones el pijama, te enchufas la máquina y a dormir»

«Al igual que te pones el pijama, te enchufas la máquina y a dormir»

Mariano Montero, de 62 años, se muestra muy optimista cuando habla de su enfermedad. «No me molesta para nada ir en transporte público con el catéter. A todo se acostumbra uno», afirma. Hace diez años le diagnosticaron una insuficiencia renal. Y en junio de 2018 le subieron mucho los niveles de creatina. «Me ingresaron para ver si lograban que me bajase, pero nada. Así que cuando me dijeron que tenía que comenzar con la diálisis no me pilló de sorpresa, me lo estaba esperando», reconoce.

«Estoy en la lista de espera para un trasplante de riñón en el Hospital Universitario 12 de Octubre» de Madrid. «Eso es lo que peor llevo», reconoce Montero, «porque toda espera parece que se eterniza». Y mientras el riñón llega, Mariano se hace las diálisis en casa, al haber optado por la modalidad peritoneal. «Es muy cómodo. Anoche me acosté con la máquina después de ver el partido de fútbol (nos dice el día previo al Día Mundial del Riñón, que fue el pasado 12 de marzo) y por la mañana, tras ocho u ocho horas y media te limpias y listo».

Es algo que debe hacer cada día. Pero tiene la ventaja frente a la hemodiálisis que no está obligado a ir al hospital tres días por semana. «Con esta opción puedes seguir trabajando, pero dada mi edad y mi profesión la Seguridad Social me dio la prejubilación». Mariano es carnicero, y ahora su carnicería situada en Pinto la llevan sus hijos. «Primero fue de mi padre, luego mía y ahora de ellos; tres generaciones», dice con orgullo, no es para menos. «Al principio cuando me diagnosticaron iba y hacía alguna cosa, pero este trabajo es duro. Hay que deshuesar la carne y una vaca pesa. Tener que decir adiós a mi profesión es quizá lo que más me costó. Entiendo que si hubiera tenido un trabajo de oficina hubiera podido continuar hasta la jubilación».

Pero quitando eso, «no me molesta para nada. Te acostumbras». Al igual que lo hizo al ruido que hace la propia máquina. «Suena mientras entra y sale el líquido. Los primeros días me molestaba un poco, pero ya duermo a pierna suelta». Mejor esto que «ir al hospital tres veces a la semana. Al menos en mi caso. De verdad que a esto te acostumbras. Al igual que te pones el pijama te enchufas la máquina y a dormir. Ella sola hace todo, lo único que hay que vigilar es la higiene y mi mujer me ayuda a curar y desinfectar la zona». ¿Y si no estuviera casado también hubiera optado por esta modalidad?, le preguntamos. «Sí, ya me ayudaría algún familiar», dice convencido de este tipo de diálisis que siguió «por recomendación de mis médicos».

Sabe que no es lo habitual. En España «sólo hay entre un 11 y 15 por ciento de pacientes renales que estén utilizando esta modalidad, cuando lo normal sería que entre un tercio y la mitad siguiera la diálisis peritoneal», explica el doctor Alfonso Cubas, jefe de Servicio de Nefrología del Hospital Universitario de Getafe.

Máxime cuando «el 50 por ciento de los pacientes a los que les preguntamos nosotros nos dicen que hubieran preferido hacer el tratamiento en casa», asegura Daniel Gallego, presidente de la Federación Nacional de Asociaciones para la Lucha Contra las Enfermedades del Riñón (Alcer). Otro dato que llama la atención es la diferencia por comunidades autónomas. Así, mientras en Baleares o en Asturias el uso de la diálisis peritoneal supera el 20%, en Cataluña, Andalucía o Murcia, apenas llega al 9%, según los datos del Gaddpe.

«La primera razón para optar por la peritoneal (en casa) o por la hemodiálisis (tres veces por semana en el hospital) es, o así debería ser, que la elija el paciente. Con la primera modalidad tendrá que ir una vez al mes o cada mes y medio a revisión y con la segunda verá a su nefrólogo 160 días al año, y sobreexponerse tanto al médico nunca es bueno», afirma el doctor.

Eso sí, «las dos –continúa el nefrólogo– son igual de eficaces, la hemodiálisis tiene la ventaja de que se puede alargar todo lo que queramos y la diálisis peritoneal es más fisiológica. Para entenderlo, es más parecida a lo que hace nuestro riñón, ya que, aunque limpie un poco menos que la otra, lo hace cada 24 horas». Eso sí requiere prestar especial cuidado a la higiene, «aunque si te entrenan al mes o mes y medio no tienes por qué tener ningún problema y esto permite a los pacientes mantener su estilo de vida al poder ir a trabajar, mantener tu vida personal, etcétera», precisa el presidente de la Federación Nacional de Asociaciones Alcer.

En cualquier caso, «en España –prosigue el doctor– hay entre 50.000 y 60.000 pacientes con enfermedad renal, y menos de la mitad está haciendo diálisis. Eso es gracias a lo bien que funciona el sistema español de trasplantes».

Cómo prevenir una enfermedad en auge

«Hace 10 o 15 años había 40.000 pacientes con enfermedad renal crónica, frente a los 50.000 o 60.000 que hay en la actualidad». Y no sólo porque seamos una población cada vez más envejecida: «El riñón es un órgano vascular que funciona gracias a que los vasos sanguíneos tienen una determinada presión para poder filtrar. De ahí que todas las enfermedades cardiovasculares puedan afectarle. Pero también un riñón es el primero que avisa de un problema y de los últimos en claudicar», explica el doctor, que insiste en que «hay que llevar una vida cardiovascular saludable (dieta sana y ejercicio), controlar la presión arterial y evitar el consumo de fármacos innecesarios, porque hay medicamentos que a largo plazo pueden dañar el riñón».

Source: A tu salud