Enfermedad vascular ¿quo vadis? (I)

Enfermedad vascular ¿quo vadis? (I)

En la conferencia sobre enfermedad vascular, VIVA 2019, celebrada en Las Vegas el pasado octubre y como parte de una sesión sobre los desafíos clínicos más controvertidos de 2019, se analizaron las nuevas formas de presentación de la enfermedad cardiovascular. Recientemente se ha evidenciado un aumento en la mortalidad atribuible a enfermedades cardiovasculares a medida que la población envejece, siendo la diabetes y la obesidad los impulsores clave de la enfermedad vascular. Globalmente en los países desarrollados una mayoría de los hombres y mujeres son ahora obesos o tienen sobrepeso y existe una tendencia a que este problema sea más común. Paralelamente, en el control de factores de riesgo clásicos hay mejores terapias preventivas disponibles para este tipo de pacientes. Por ejemplo, el reconocimiento de que el colesterol LDL es una toxina y que se puede modificar ha llevado a tasas progresivamente más bajas de colesterol en la población, con el uso de medicamentos como las estatinas. Además, los esfuerzos realizados en salud pública en el control del tabaquismo nos han llevado a tasas más bajas de consumo de cigarrillos. Analizando diferentes sectores vasculares, en esta reciente conferencia se ha reportado globalmente tasas más bajas de accidente cerebrovascular y de mortalidad por accidente cerebrovascular, con una tendencia clara de disminución en procedimientos de cirugía carotídea abierta o en abordajes de carótida endovasculares. La incidencia del síndrome coronario agudo está disminuyendo, al igual que la mortalidad por esta enfermedad, con un cambio en el tipo y clínica de síndrome coronario agudo. Así por ejemplo, en el contexto de la diabetes, vemos como menos pacientes jóvenes llegan con su primer Stemi [infarto de miocardio con elevación del segmento ST] y sin embargo vemos pacientes mayores con enfermedad de múltiples vasos y comorbilidades. Otra expresión de la patología vascular, el tromboembolismo venoso (TEV), está aumentando y esto es evidente si se piensa en la relación entre TEV y obesidad, edad y estado inflamatorio asociado con la diabetes. La fibrilación auricular (FA) también aumenta, incluso puede haber un crecimiento logarítmico en los próximos años, porque la FA ahora se detecta cada vez más y hay una mayor incidencia de factores de riesgo. La FA está estrechamente asociada con el índice de masa corporal (IMC) y la diabetes, cuya prevalencia es creciente. También, como se señaló en VIVA, vemos más enfermedad arterial periférica [EAP] y, según datos publicados en “The Lancet” en 2017, entre 2000 y 2010, hubo un aumento del 23,5% en la prevalencia de EAP. Hay más de 200 millones de casos de EAP en todo el mundo y se espera que este número aumente en el contexto del incremento de la diabetes. Seguiremos desarrollando este tema en próximas entregas.

Source: A tu salud