Cuando todavía se están acomodando en sus asientos, Sally, Barry, Mary, el Feo húngaro, la Hermana y el Rey merodean entre los espectadores para saludarles y animarles a apostar por ellos durante el «combate», dando una idea de hacia donde virará el espectáculo.

Nada más apagarse las luces, la acróbata y presentadora Marianna Patricia Joslin (Mary) aparece en el ring, a golpe de tambor y a hombros del Rey, para presentar a los contendientes en la que asegura que será una celebración del circo y el boxeo.

«¿Quién quiere ganar esta noche?», pregunta a los espectadores, que ya conocen a los protagonistas de este «combate» acrobático y se animan a empezar las apuestas.

El dinero de papel vuela por toda la carpa, mientras los cara a cara se suceden en tres rondas, amenizados por la música country o bluegrass en directo de la banda Father Grant and The Blunt Objects.

Como Joslin recordó, en una entrevista con Efe, la idea de recrear un combate a partir del cuál mostrar un gran número de piruetas y acrobacias se inspiró en las antiguas carpas de boxeo que iban de pueblo en pueblo en Australia, de donde procede la compañía Company2.

«El espectáculo se basa en la idea de una carpa de boxeo australiana que solía ser muy popular en su época, aunque aún existe, y que iba por los pueblos con un grupo de boxeadores profesionales, de modo que cualquiera podía levantar la mano y unirse al combate», rememoró la artista.

Company2 es ya una asidua al Fringe donde ha presentado dos espectáculos anteriores (Cantina y Scotch & Soda) y ha elegido este festival para hacer el estreno mundial de «Le Coup», que en honor a su temática invita a noquear simbólicamente al contrincante.

Desde atrevidas torres humanas a contorsiones en parejas, en que las chicas se retuercen, se elevan y se intercambian de brazos por el aire, pasando por arriesgados números encima del trapecio que obligan a aguantar la respiración y elevan la temperatura entre los asistentes, quienes cada vez animan y se involucran más.

Según Joslin, la respuesta de los espectadores está siendo «fantástica», ya que «se enrollan» y participan sin tener que pasar el mal trago de subir al escenario, como ocurre en otros espectáculos.

«Queremos que elijan a su boxeador y estén diciendo «¡Me gusta Barry o me gusta Sally!». Les hacemos competir entre ellos porque es algo divertido que no se ha visto antes en el circo», señaló.

Las rondas de «combates» se intercalan con números individuales y grupales, entre los que destaca el del Rey, que, desprendido ahora de su corona, maniobra con una pesada bola -de las que se utilizan para jugar a bolos- subiéndose encima de ella, pasándosela de la cabeza a los hombros y elevándola para recogerla con la espalda.

Con todo el elenco sobre el escenario, los chicos organizan una peculiar carrera en la que dos de las acróbatas, metidas en pequeños barreños de madera, deben conseguir desplazarse hasta la cuerda que una pareja de espectadores sujeta al final del ring.

Sin embargo, el momento más impactante llega cuando Joslin se cuelga, únicamente sujeta por el pelo, de la parte más alta de la carpa, desde donde aterriza girando a gran velocidad sobre sí misma.

Un logro al que la implicada resta importancia asegurando que se trata de «una tradición muy antigua» que aprendió de otras acróbatas y que simplemente requiere de «mucho entrenamiento, como cualquier otra cosa en el circo, y de aprender a atarse el pelo de una forma específica».

Sally se alza como la ganadora del combate de esta noche, pero el ring de «Le Coup» continuará abierto para invitar a los espectadores a una velada de circo y «combate» en la que no hay nada que perder y todo se puede apostar. EFE

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