Fue publicado la semana pasada aquí, y el equipo que lo ha desarrollado ha revelado su proceso para conseguirlo. De momento, claro, tan solo en ratones. Te lo explicamos:

En nuestras células, el 90% de la energía química que se utiliza para sobrevivir es producida por las mitocondrias. A medida que envejecemos, nuestra función mitocondria disminuye. Ahí llegan los síntomas de envejecimiento: no solo la falta de energía, sino también las arrugas o la pérdida de cabello. También, claro, la posibilidad de contraer enfermedades cardiovasculares, cáncer, diabetes y trastornos neurológicos. Así que en el proceso, los científicos activaron una mutación en los ratones capaz de disminuir y aumentar su función mitocondrial. Los resultados fueron los esperados: a menos actividad, más envejecimiento; a mayor actividad, menos envejecimiento.

Por supuesto, los humanos aún estamos muy lejos de tener acceso a algún procedimiento similar, pero tal y como han asegurado los científicos autores del estudio: “Esta observación no tiene precedentes, pero sienta las bases para potenciales fármacos terapéuticos y preventivos para el futuro”.

Fuente: harpersbazaar / MF