Mauresmo: "Me hubiera gustado jugar una final de Grand Slam a cinco sets"

Mauresmo: "Me hubiera gustado jugar una final de Grand Slam a cinco sets"

La francesa Amelie Mauresmo está convencida que si las mujeres tuvieran la oportunidad de disputar una final de un Grand Slam a cinco sets, «esto llevaría al tenis femenino a otro nivel físico y deportivo», y que a ella le hubiera encantado.

«Me hubiera gustado jugar una final de Grand Slam a cinco sets», señala la exjugadora, campeona del Abierto de Australia y Wimbledon en 2006, y del Masters femenino de Los Ángeles 2005, en declaraciones facilitadas por Eurosport.

«Para empezar, estoy absolutamente a favor de que las mujeres jueguen al mejor de cinco sets, en una final de Grand Slam», añade la francesa, a pocos días de que comience el primer grande de la temporada, el 8 de febrero.

Mauresmo se sincera y confiesa al hacer un repaso de su carrera que tuvo que afrontar su homosexualidad de una forma complicada, debido al revuelo que causó.

«No viví bien la cobertura mediática, la que se produjo en torno a mi salida del armario cuando era muy joven y me pesó enormemente inmediatamente después de decirlo», comenta.

«Fue muy duro prestar esa atención que no había previsto ingenuamente. Pero rápidamente me desprendí de eso y la gente vio a la tenista, a la campeona en la que me convertí después, y fue más fácil vivir con el reconocimiento de lo que había logrado en la pista», asegura.

También admite que su llegada al equipo de Andy Murray como entrenadora no fue fácil. «El recibimiento de los jugadores, de otros entrenadores y de otros miembros del ‘staff’ de Andy fue muy duro, pero con él todo va muy bien», dice.

«No recibí ningún regalo, creo que no me respetaron por ser mujer y no haber sido entrenadora antes», añade. «Aprendí en el trabajo cómo ser entrenadora. Trabajé mucho para ponerme al día y sentirme con ese nivel y luego me fue muy bien, fue una bonita experiencia.»

«Cuando Andy Murray vino a buscarme, creí que era un chiste», asegura Mauresmo. «Después de Ivan Lendl, que era mucho mejor que yo, no veía qué podría aportarle como entrenadora. Nunca se había hecho en el tenis masculino o muy poco. Me di cuenta que tenía una gran responsabilidad y que no tenía derecho a equivocarme. Si me equivocaba, todas las mujeres se equivocan conmigo», señala.

«Nunca pensé en ser entrenadora. No me sentía capaz de hacerlo», finaliza Mauresmo, cuyo paso como capitana de la Copa Federación también le ayudó en su objetivo. «Las semanas de la Copa Federación me fueron aportando pequeñas cosas aquí y allá, que me ayudaron». / EFE

Source: Meridiano