Conocer la tasa de propagación del virus es fundamental para tomar decisiones. Solo así podremos construir modelos probabilísticos que nos anticipen cuál va a ser la evolución de la enfermedad, qué consecuencias tendrá sobre la población y la cantidad de medios que habrá que movilizar.
El día anterior a decidir el confinamiento completo de la población, el 10 de marzo en Italia y el 15 en España, el virus crecía imparable: un 35,6% y un 47,8%, respectivamente. No hacer nada hubiera significado que llegaríamos al 31 de marzo con 4,7 millones de infectados en España y 6 millones en Italia. Las UCI de ambos países se hubiesen visto superadas entre el 22 y 24 de marzo. Hoy estaríamos viviendo un colosal colapso de la sanidad con 300.000 muertes en España y 378.000 en Italia, considerando una letalidad moderada que puede ser ligeramente superior al 6%.
El confinamiento ha permitido cambiar el sentido de la curva de aumento de contagios. En los cinco primeros días de la adopción de la medida el porcentaje de crecimiento diario de la epidemia paso a ser del 26,6% en España y del 19,9% en Italia, recortándose en 21,2 puntos y en 15,7. Transcurridos ocho días, el porcentaje había vuelto a descender, con una media de 23.5% para esos ocho días en España y 17.3% en Italia. Y con los datos del 22 de marzo, el tanto por cien bajaba aún más: al 15,8% yal 10.4%. Con estos datos, lo más probable es que Italia convierta en horizontal su curva en los primeros días de abril, reduciendo considerablemente el ritmo de aumento de casos en los últimos días de este mes. Por lo que el pico de infectados puede rondar los 104.000 en los primeros días de abril, aproximadamente hacia el día 3 o 4, y comenzar el descenso y el principio del fin de la pesadilla.
Aplicando el modelo a España, debemos esperar lo peor la semana que viene: comenzaremos a doblegar la curva de contagio entre el 6 y 8 de abril, encontrándose el pico entre esas fechas, con 115.000 casos, comenzando la caída el 9. Para esta semana se nos reserva ser testigos de cómo se multiplica por dos los casos de contagiados en el corto espacio de cinco jornadas, las que median entre el domingo 22 y el viernes 27 de marzo. Así, pasaremos de 33.000 a 65.000 casos,
El 3 de abril podríamos alcanzar en número de infectados a Italia, con 103.000 casos. Será la primera semana de abril cuando el virus habrá alcanzado prácticamente su apoteosis en España. Durante la semana del 6 al 12 cambiará el equilibrio de fuerzas y comenzaremos a derrotar al coronavirus.
Del mismo modo, la adopción anticipada de la política de confinamiento al 1 de marzo hubiese tenido un efecto tal que hoy nos encontraríamos, aplicando el mismo modelo probabilístico, con un panorama completamente distinto. En España los infectados serían 6.247 y no los 33.089 que se hicieron públicos el lunes a las 12:00 horas. El número de fallecidos sería de 394, y no el de 2.182. En Italia también se hubiese reducido notoriamente las secuelas. El número de infectados sería de 21.843 y no de 59.140, como contabilizó el domingo por la noche el Ministerio de la Salud de nuestro vecino. Y los fallecidos se hubieran reducido de los 5.478 a 1.372. Con lo que queda demostrada que es una guerra a contrarreloj, que por cada día que se vacile se paga un precio muy alto en vidas.
Si las restricciones al movimiento ciudadano se hubiesen aplicado desde el día 1 de marzo, el pico en España se hubiese alcanzado el día 30 del mismo mes con 8.315 casos y en Italia hoy con 23.055 casos.
Tenemos estadísticas de la gran epidemia de la gripe (B y A) de 2018, que en España contagió a aproximadamente 800.000 personas, de las que 52.000 fueron hospitalizadas a lo largo del otoño e invierno. Hubo 15.000 fallecidos. La tasa de letalidad fue del 1,9% y la de hospitalización del 6,5%.
Lamentablemente este nuevo virus supera el porcentaje de fallecimientos: a fecha 22 de marzo el porcentaje de muertos sobre el total de infectados era ya del 6,6%, y la de ingresos en hospital, UCI incluida, del 75,2%. Por lo que triplica el porcentajes de fallecidos y multiplica por 12 los hospitalizados.
No estamos ante una simple gripe. Se comporta como un arma biológica masiva.
Source: A tu salud