Foro Sanidad: El reto de una financiación transparente y equitativa

Foro Sanidad: El reto de una financiación transparente y equitativa

La financiación sanitaria es un problema que preocupa tanto a los profesionales de la Sanidad como a los ciudadanos y a los políticos. La solución no es sencilla, pues se trata de una cuestión compleja con muchas aristas. Para intentar aportar luz al respecto, LA RAZÓN acogió el martes 27 de noviembre el foro de debate «Políticas de financiación sanitaria», organizado por el suplemento A TU SALUD en colaboración con la Fundación Bamberg, que contó con una completa representación del mundo de la política y de la Sanidad. «Es pertinente y necesario poner el problema de la financiación sanitaria sobre la mesa. El debate va a determinar el futuro de nuestra Sanidad a corto, medio y largo plazo», aseguró Sergio Alonso, director del suplemento A TU SALUD, durante sus palabras de bienvenida.

En el último plan presupuestario enviado a Europa la cantidad consignada a Sanidad equivale al 6% del PIB, cifra similar a la de los últimos años. La pregunta resulta obligada: ¿es suficiente? La respuesta no es única, pues, tal y como advirtió Diego Martínez López, secretario general de Financiación Autonómica y Local del Ministerio de Hacienda, «es una pregunta normativa y política. Vivimos en un mundo con escasez de recursos y hay límites que condicionan la respuesta, como la Ley Orgánica de Estabilidad Presupuestaria y Sostenibilidad Financiera, que se encarga de repartir los recursos escasos entre las diferentes CC AA que gestionan su inversión en Sanidad. Un gasto insostenible es malo para todos. Hay que distinguir entre el coste de la prestación sanitaria y la eficiencia, es decir, ver si se provee al mínimo coste necesario».

La regla de gasto, que asegura que el desembolso público no crezca por encima de los ingresos, es una de las herramientas que marcan la financiación sanitaria. «Soy un convencido de esta regla de gasto, porque es necesario contener el endeudamiento público», aseguró Alfonso Domínguez Simón, consejero de Administración Pública y Hacienda del Gobierno de La Rioja. Pero hizo hincapié en que «existen otros criterios, como el de la financiación per cápita, que no nos gustan en el sistema sanitario, pues no ayuda a ver si gastamos bien o mal. Preferimos hablar de costes sanitarios. La igualdad del sistema no la asegura la financiación sino la prestación de servicios, aún sabiendo que en algunos lugares es más caro prestarlos que en otros». En este sentido, Teresa Palmer Tous, portavoz de Hacienda del Grupo Popular en el Congreso de los Diputados, insistió en la idea de que «las provisiones de gasto sanitario tengan en cuenta el coste real de la prestación sanitaria en cada lugar». Así también se posicionó José Agustín Manzano Mozo, director general de Tributos y Financiación Autonómica de la Consejería de Hacienda de Castilla y León, quien destacó que «el envejecimiento y la accesibilidad de los servicios, marcada por la dispersión de la población, son claves. Por eso las CCAA tenemos muchas reivindicaciones presupuestarias, ya que en determinados lugares nos surgen sobrecostes y los responsables de Hacienda creemos que hemos llegado al límite de lo soportable».

Por su parte, Antonio Alarcó, portavoz de Sanidad del Grupo Popular en el Senado introdujo en el debate el matiz de la evidencia y el de la necesidad de practicar una política global a nivel europeo: «Debemos conseguir una Cartera de Servicios pactada, universal y transparente. Es contraproducente utilizar la palabra gratuita al hablar de Sanidad».

El punto de optimismo lo puso José Martínez Olmos, portavoz de Sanidad del Grupo Socialista en el Senado, quien destacó que «algo estaremos haciendo bien si en los últimos años no hemos superado el umbral del 6,5% del PIB para gastar en Sanidad, a pesar de que ha habido más innovaciones, nuevos hospitales, más personal… La gestión sanitaria es buena, aunque debemos poner el foco en la innovación, que es la gran fuente de incremento de gasto. Sería necesario hacer una planificación estratégica en este sentido y exigir que las variables que más influyen en el gasto estén encima de la mesa. Esto sí sería hacer política con evidencia». En este sentido, Domínguez Simón aseguró que «hay que ser valientes en el asunto de la innovación sanitaria, que es muy cara, pero necesaria. La colaboración público-privada puede ser un aliado». Y Martínez Olmos aludió a la industria farmacéutica y tecnológica, ya que «ambas necesitan que el sistema sanitario sea sostenible, pues si no, no tendrán clientes».

España puede presumir de un buen sistema sanitario, «pero hay que evitar gripar el motor», aseguró Alarcó, quien apuntó a la necesidad de que «el Ministerio sea de Salud, y no de Sanidad, pues la rentabilidad futura del sistema pasa por la prevención y la promoción de la vida saludable». «La falta de adherencia a los tratamientos aumenta el gasto farmacéutico de las CC AA y eso complica los presupuestos, sumado a las ineficiencias propias del servicio público», añadió Domínguez Simón. Así, tal y como concluyó Ignacio Para, presidente de la Fundación Bamberg, «el futuro pasa por establecer un indicador de resultados de salud y resultados sanitarios para saber si el que gasta más lo hace mejor. La medición de resultados es un reto pendiente».

Source: A tu salud