Redacción Meridiano

Paris Saint Germain cerró un capítulo con mucha amargura. Los parisinos fueron eliminados de la Copa de la Liga, en su casa, por el Guingamp (1-2) y desaparecieron el deseo de ganar, dicho certamen, por sexta ocasión consecutiva.

La situación fue preocupante, lo que debió ser un trámite pasó a ser una pesadilla, el enojo de Neymar hacía el árbitro Benoît Bastien, la impotencia de Cavani, el rostro confundido de Mbappé y los gestos de perturbación de Tuchel con su asistente evidenciaban que las cosas no iban bien.

En este primer partido del año en el Parque de los Príncipes la sensación no deja un buen augurio, hay mucho por hacer, tanto por corregir el 1-2 contra Guingampcon dos penaltis marcados de tres cobrados en su contra es un mensaje de alerta para Tuchel y sus dirigidos, la promesa de un tridente ofensivo hecho para ilusionar se ve apocada por esa fragilidad defensiva que inquieta demasiado.

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