Su nombre, que muy pocos saben y la mayoría ignora es Dionisio Ramón Emilio Valdés Amaro. Muy largo para un artista. Por eso, todo quedó resumido en Bebo Valdés. Para los más íntimos “Caballón” por su gran estatura. Para los animadores de espectáculos era “el mago de la música cubana”. Todo eso y más era el gran Bebo que nació el 9 de octubre de 1918, hace un siglo.

Bebo Valdés fue una de las grandes figuras del Tropicana, ese legendario night club de La Habana, donde alternó con diferentes orquestas. Con la llegada de la revolución en 1959 la vida cambia para Bebo. Como no aceptaba ser parte de la comparsa de Fidel Castro, recibió reiteradas amenazas. Por tal motivo decidió salir de la Isla. Lo hizo, junto al cantante Rolando Laserie, el 26 de octubre de 1960. A partir de ese momento comienza a recorrer varios escenarios internacionales: Los Ángeles, California, España. Más tarde realiza una gira con la Lecuona Cuban Boys por Inglaterra, Francia, Holanda, Alemania y Finlandia. En 1963 se establece en Suecia, y trabaja con la orquesta Hatuey, agrupación sueca que toca música cubana. En Suecia formó una nueva familia al casarse en 1963 con Rose Marie Pehrson, 26 años menor que él y que por esas ironías de la vida, falleció antes que Bebo.

En noviembre de 1994, cuando Bebo tenía 76 años y casi 30 de anonimato, recibió una llamada del trompetista cubano Paquito D’Rivera, quien lo invita a grabar un disco en Alemania: Bebo Rides Again.

En 2002, Fernando Trueba produjo Lágrimas negras, disco que une al cantaor flamenco Diego el Cigala con Bebo Valdés al piano. Tras su publicación en 2003 se convirtió en un éxito internacional reconocido con varios premios internacionales, entre ellos un Grammy. Fue además, el pasaporte para presentaciones en varios países, entre ellos Venezuela. A finales de 2004 el disco había vendido más de 700.000 copias en todo el mundo. Bebo Valdés se nos fue el 22 de marzo de 2013. Nos dejó la magia de su música.
Enrique Rondón Nieto / DDC