Cómo cambiar la opinión de una persona, según la ciencia

Cómo cambiar la opinión de una persona, según la ciencia

Los hechos no convencen a la gente, especialmente si ya tienen una opinión formada. Todos hemos estado inmersos alguna vez en una discusión en la que nos sabemos con la razón de nuestra parte, pero que sin importar los argumentos y la elocuencia no podemos convencer a nuestro interlocutor de cambiar de opinión. Por lo que se plantea la duda: ¿Existe un método para cambiar el parecer de otro? El canal de YouTube Asapscience ensaya una respuesta.

Cómo cambiar la opinión de una persona, según la ciencia

Es normal que a cada persona le guste pensar que la información o estudio fehaciente de la que tiene conocimiento es suficiente argumento para cambiar la opinión de una persona. Pero estudios demuestran que cuando ciertos hechos de la realidad no se ajustan a nuestras creencias, nuestro cerebro está dispuesto a ignorarlos o sencillamente encontrarlo irracionales.

En una investigación, científicos preguntaron a la gente su creen en el cambio climático causado por el hombre. Las respuestas dividió a los encuestados en creyentes o negadores. Luego a unos se les dijo que las predicciones sobre el futuro eran peores de las que se pensaban y a otros que la situación no era tan mala. A los negadores que se les dijo que era peor ignoraron este hecho y no cambiaron su opinión, a los se les dijo que no era tan mala fortalecieron sus creencias aceptando la información. Lo mismo paso con los creyentes, pero desde sus creencias.

Una vez formadas, las impresiones y opiniones de las personas son muy perseverantes. Los científicos cognitivos opinan que esto se debe a que están ligadas a nuestras habilidades como humanos de cooperación, una habilidad que otros animales no tienen en el mismo grado de los humanos. Nuestra cooperación nos permite confiar en los conocimientos de cada uno en lugar de saberlo todo. Aunque esto hace que difícilmente sepamos dónde termina nuestro propio entendimiento y comienza el del otro.

Por otra parte, las fuertes creencias no se generan de comprensiones profundas. Esto es algo que se conoce como «ilusión de profundidad explicativa»: cuando crees saber mucho más de lo que realmente sabes. ¿Cómo saber que ‘padeces’ de esta ilusión? Intenta explicar al más mínimo detalle un proceso simple como cómo funciona un inodoro. Este ejercicio puede exponer cómo de básicas son nuestras opiniones.

Un estudio pidió a un grupo de personas que califiquen sus opiniones de políticas públicas para luego pedirles que expliquen con el mayor detalle posible el impacto de la aplicación de dichas políticas. Rápidamente rebajaron la intensidad de sus creencias cuando fueron expuestos a su propia ignorancia.

Entonces, ¿cómo podemos superar estas tendencias inherentes en las personas y convencerlos de cambiar de opinión durante una discusión? Pues primero debemos centrarnos en un motivo común, según explica la neurocientífica cognitiva Taly Sher. Esto significa poner mayor interés en las cosas en que se puede estar de acuerdo.

Investigaciones han demostrado que los seres humanos tenemos algo que se llana un sesgo de grupo interno o externo. Tendemos a ser escépticos hacia extraños o personas que vemos como diferentes. Ya sea por su raza, religión, físico o género, pero también por las ideas. Así que las personas que no comparten tus ideas son parte de tu grupo externo. Estudios demuestran que si logras que te vean diferente y como parte del grupo interno del otro, es más probable que tus argumentos sean escuchados.​

Fuente: elcomercio / MF

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Source: Informe21